Nuestra salida de hoy ha sido espectacular. Cándido, nuestro compañero que no aguanta los ronquidos había decidido irse a la biblioteca del albergue a dormir, donde le ha picado un ser todavía no identificado. Alfonso, ha protagonizado junto con Chuqui una opereta nocturna que para sí la quisiera la simfónica de Viena. Es el camino. A las 6.30 ducha, ropa, mochila y foto de salida en un albergue en que hemos estado bien. La salida de Ponferrada es fatigosa: primero estupenda, pasando por el casco viejo y el castillo templario, pero luego da un amplio rodeo a la ciudad. Finalmente tras pasar delante del Museo Nacional de la Energía, hemos llegado a Compostilla, núcleo con un potente poder adquisitivo por lo que sus casas y coches nos denotan. Como siempre habíamos decidido apostar por caminar sin desayunar y hacerlo en un pueblo del itinerario. Hemos pasado Columbrianos, donde una señora le ha dicho a Chuqui cuando éste le pedía un sello para la credencial: "el sello no está ni aquí ni en este momento". Chúpate ésta y baila!. Reemprendiendo la marcha tras unos caminantes teutones, hemos llegado a Fuentes Nuevas donde tras 8 km, hemos parado a desayunar, delante de la ermita del Divino Cristo. Las localidades de paso han sido bastante agradables con núcleos que comparten casonas de piedra y madera con construcciones más modernas. Con el día de intenso calor también hoy, esperaba con ganas un vinito en el Consejo Regulador del Bierzo, pero lo único que me ha dado un señor que estaba en la carretera es un folleto de los Testigos de Jehová. Menos mal que la localidad de Cacabelos me ha repuesto. Aquí hemos parado por indicación de Rafa (el caminante que ha hecho más de 50 veces el camino) en el bar Compostela donde nos hemos calzado un pulpo y un vino. No puedo encontrar adjetivos para explicar la emoción de sabor en la boca para el que lleva el polvo del camino. La salida de Cacabelos y hasta Villafranca se ha hecho más dura, al estar el itinerario más enganchado a la carretera, encontrar varios repechones y desniveles, y atravesarnos el fuerte calor. La entrada a Villafranca es también con un rodeo interesante pero con dos atractivos: ver desde la senda el estudio y esculturas del artista A.Nogueira, una sensación en medio del calor y el polvo del camino, y la llegada a la localidad recibiéndonos la iglesia de Santiago, con su famosa Puerta del Perdón. Tras un devaneo entre calles, hemos cruzado el puente y llegado al albergue, donde nos hemos reencontrado con Alfonso (opereta) y Cándido, sufridor en ruta. Luego os cuento.
Au siau!
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