Este año iniciamos nuestro último tramo del camino al objeto de completar el Camino de Santiago, aventura que nos propusimos realizar allá en el 2011. Sin duda alguna nos embarga una fuerte emoción. Ya no somos los mismos. Cuando lleguemos, habrán sido 844,7 kilómetros de historia, de arte, de gastronomía, de esfuerzo, de compartir, de amistad, de introspección interior y de gran riqueza vital. 844 km!, sí, tal como los midieron nuestros amigos Acacio y Orietta del albergue peregrino de Viloria de Rioja, en Burgos. Saber, conocimiento, cultura, sentimientos imposibles tantas veces de expresar, se uniràn en nuestro interior y nos acompañarán como una mochila vital para el resto de nuestros días. Gracias a todos los peregrinos y gentes que hemos conocido, buenas gentes sobre piedras y barro. Gracias a vosotros, por compartir con nosotros este trozo de nuestra vida. Ya lo sabéis: la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero.

domingo, 13 de octubre de 2013

Etapa 1: El Burgo Ranero-Mansilla de las Mulas


A la salida de El Burgo Ranero nos encontramos con la laguna de la Manzana, hábitat de diversas especies de anfibios y rapaces. Retomamos la pista arbolada del Real Camino Francés por un paisaje de vastas llanuras cultivadas y escasas ondulaciones. A dos kilómetros y medio de la salida, pasamos un área de descanso situado a la vera del arroyo del Valle de la Granja y dos kilómetros más adelante, en una vaguada, vemos fluir el arroyo de Valdasneros. Media hora más de ruta nos acerca a una escuela de ultraligeros, que dejamos a la izquierda, y un kilómetro más adelante el desvío a Villamarco (Km 8). Seguimos y tras otro largo tramo de recta, salvamos por debajo las vías del tren (Km 10,6). Pasamos el arroyo de Valdearcos y tras superar un repecho, llegamos a Reliegos. En la entrada hay unas bodegas tradicionales en ladrillo y adobe usadas para conservar el vino. Atravesamos Reliegos de punta a punta por la calle Real (Km 13), donde impactó un meteorito en 1947. Dejamos el frontón a un lado para
volver a coger el Real Camino. El refrán "de Reliegos a Mansilla, la legua bien medida", establece la distancia de una legua (entre 5.573 y 5.914 metros) entre estas dos localidades. Cuatro kilómetros después de Reliegos, tras pasar bajo unas torres de línea eléctrica, hay un área de descanso al borde de la pista arbolada (Km 16,7). Dejamos definitivamente la pista artificial y salvamos la N-601 (carretera Adanero - León) por un viaducto para entrar en Mansilla de las Mulas, nuestro final de etapa (Km 19). Descubrimos la antigua ciudad amurallada al traspasar la puerta del Castillo. Las calles de Santa María y del Puente atraviesan Mansilla de las Mulas y nos conducirán hasta el puente sobre el río Esla. 

Dificultades: La etapa oficial es de 37,1 kilómetros que separan El Burgo Ranero de León, pero es exigente. Lo mejor es dividir el trayecto en dos cómodas etapas: de El Burgo Ranero a Mansilla de las Mulas (19 km) y de Mansilla de las Mulas a León (18,1 km). 

Qué ver:

Reliegos: Su origen pudo ser el asentamiento romano de Pallantia, donde confluían varias calzadas romanas. Es conocido por el meteorito de 9 kgm. de peso que impactó en 1947 en la calle Real, hoy expuesto en el Museo Nacional de Ciencias. Las cuevas de la entrada fueron antiguas bodegas. La iglesia parroquial está dedicada al Papa San Cornelio y al Obispo de Cartago San Cipriano, ambos martirizados en los años 253 y 258. 
Mansilla de las Mulas: Ciudad amurallada (s. XII) sobre el río Esla. Fue un importante centro comercial con 7 iglesias, 2 conventos y 3 hospitales; hoy, sólo queda la iglesia parroquial de Santa María, y la ermita de Nuestra Señora de Gracia. La Puerta del Castillo, por la que acceden los peregrinos del Real Camino Francés, fue la puerta principal de la muralla y está construida en cal y canto rodado. Por el Arco de Santa María, la única de la muralla que se conserva completa, entran los caminantes que partieron de Calzadilla de los Hermanillos por la Vía Trajana. El Esla (286 km de longitud), es el afluente más caudaloso del río Duero. A 10 kilómetros de Mansilla hay dos joyas del arte leonés: el monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada (s. X) y el de Santa María de Gradefes, de monjas cistercienses (finales del siglo XII).