Este año iniciamos nuestro último tramo del camino al objeto de completar el Camino de Santiago, aventura que nos propusimos realizar allá en el 2011. Sin duda alguna nos embarga una fuerte emoción. Ya no somos los mismos. Cuando lleguemos, habrán sido 844,7 kilómetros de historia, de arte, de gastronomía, de esfuerzo, de compartir, de amistad, de introspección interior y de gran riqueza vital. 844 km!, sí, tal como los midieron nuestros amigos Acacio y Orietta del albergue peregrino de Viloria de Rioja, en Burgos. Saber, conocimiento, cultura, sentimientos imposibles tantas veces de expresar, se uniràn en nuestro interior y nos acompañarán como una mochila vital para el resto de nuestros días. Gracias a todos los peregrinos y gentes que hemos conocido, buenas gentes sobre piedras y barro. Gracias a vosotros, por compartir con nosotros este trozo de nuestra vida. Ya lo sabéis: la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero.

sábado, 4 de enero de 2014

Etapa 8 Villafranca del Bierzo-O Cebreiro

Tras atravesar la calle del Agua - Ribadeo de Villafranca del Bierzo, giramos 90 grados a la izquierda por la cuesta de Zamora (al llegar a la calle Santa Catalina), pasamos junto al monumento al peregrino, cruzamos el río Burbia y continuamos por las calles de la Concepción y Espíritu Santo. Por esta última abandonamos Villafranca y seguimos durante 1 kilómetro por el arcén de la carretera, que acompaña el curso del río Valcarce (a nuestra izquierda). Así, llegamos a un carril peatonal, algo parecido a una pista de bobsleigh y protegido por un muro que no llega al metro de altura (Km 1,8), que avanza encajonado entre la autovía A-6 y la N-VI.
Por este de redil de peregrinos pasamos bajo varios viaductos de la A-6 (Km 4,1) antes de tomar el desvío a Pereje, a la altura del p.k 410 de la N-VI. Cruzamos la nacional y por la carretera de acceso, escoltados por chopos y castaños, llegamos a la primera localidad del día: Pereje (Km 5,2). Atravesamos la localidad -a la salida a mano izquierda se encuentra el albergue- para retomar el carril peatonal. Un kilómetro y seiscientos metros más adelante se encuentra el área de descanso de Trabadelo (Km 6,9) y un kilómetro más arriba cruzamos de nuevo la N-VI para tomar el desvío a esta población. Flanqueados por el bosque de ribera del Valcarce con soberbios castaños, avanzamos hasta Trabadelo (Km 9,7).
Dejamos la población, dejando a la derecha el desvío a Pradela y Sotelo, y esta vez no retornamos inmediatamente a la pista de bobsleigh, sino que caminamos cerca de kilómetro y medio por una pista asfaltada, por encima de la nacional. Superado un arroyo (Km 10,5), volvemos al carril peatonal, al borde de la N-VI. Un kilómetro y setecientos metros más de carril nos sitúan en La Portela de Valcarce (Km 13,7).
Tras La Portela, apenas transitados 300 metros en compañía de la N-VI, tomamos el desvío hacia Ambasmestas y Vega de Valcarce. Primero llegamos a Ambasmestas (Km 14,9), confluencia de los ríos Balboa y Valcarce, y posteriormente a Vega de Valcarce, con su iglesia de la Magdalena (Km 16,5). Por la carretera antigua, que traemos paralela a la N-VI, nos dirigimos ahora hasta Ruitelán (Km 18,6). Estamos cerca de la base del puerto. A la salida de Ruitelán la pendiente recrudece, un pequeño aperitivo de lo que vendrá. Algo más arriba, a la izquierda, tomamos el desvío que baja hasta Las Herrerías. Antes de llegar a este pequeño núcleo cruzamos el río Valcarce por un puente de piedra. Cruzamos Las Herrerías (Km 20,1), hasta el barrio de Hospital (Km 20,8), una continuación del núcleo anterior que toma su nombre del antiguo hospital para peregrinos ingleses. Al abandonar este conjunto de casas comienza la verdadera ascensión a O Cebreiro.
Un duro repecho por asfalto, como salido de la nada, de casi un kilómetro nos invita a bajar el ritmo y acortar los pasos. En plena subida, los caminantes deberán tomar la senda que nace a la izquierda de la pista asfaltada (Km 22). Ya en la senda, la pendiente nos da un breve respiro hasta cruzar el arroyo de Refoxo. Vuelve a recrudecerse por 
una calzada sombría que asciende duramente bajo las hojas caducas de castaños y robles. Este escenario nos acerca hasta La Faba -a la entrada existe un desvío hacia el albergue- (Km 23,5). En el pueblo hay bar y una tienda. Después de La Faba abandonamos la sombra para salir a terreno abierto, de pastizales y vistas a bosques atlánticos. La panorámica influye en la percepción de la pendiente, que se vuelve más suave para alcanzar el último pueblo de León en el Camino Francés: Laguna de Castilla, con bar y albergue (25,9).
Unos 700 metros más arriba de Laguna de Castilla aparece el primer mojón jacobeo con señalización de distancias. Es el 152,5 y lleva la inscripción Os Santos (del Teso dos Santos). Cuatrocientos metros después el Camino se despide de León, la provincia con más kilómetros de recorrido del camino Francés, 214,4. Por fin pisamos Galicia, entrando por Lugo. La etapa reina está a punto de concluir (Km 27). Fatigados, solventamos el último kilómetro hasta la iglesia prerrománica de Santa María la Real, que da la bienvenida a O Cebreiro. El albergue de peregrinos, el primero de la Xunta, se encuentra al otro extremo de esta parroquia (Km 28,4).

Dificultades: En los primeros 21 kilómetros tan sólo se ascienden 190 metros de altitud. A partir del barrio de Hospital, empieza la subida: en tan sólo 7,5 kilómetros hasta O Cebreiro se superan 610 metros. El tramo más duro se encuentra entre el propio Hospital y La Faba. 
Observaciones: El 100% de las localidades de la etapa ofrecen un albergue de peregrinos, así que se puede dividir la jornada a nuestro antojo. 
Qué ver
Comarca de Os Ancares: La comarca de Os Ancares está enclavada entre León y Galicia, paso obligado de esta etapa del Camino francés. Es una reserva natural, de paisaje montañoso, fuertes pendientes, cuya población tiene más costumbres gallegas que castellanas. Las pallozas - viviendas tradicionales de planta elíptica con techo de colmo - han sido herederas de las tribus prerromanas que habitaron estas tierras y que dejaron importantes vestigios.
Pereje: Pequeño pueblo de la comarca de Os Ancares, rodeado de viejos castaños. Fue objeto de litigio que enfrentó a los cluniacenses de Santa María de Cruñego, de Villafranca, y a los monjes de Aurillac que regentaban el Cebreiro. Se vieron involucrados Alfonso IX de León, doña Urraca y el Papa Urbano II. La causa, que el abad de O Cebreiro levantó iglesia y hospital de peregrinos en Pereje, localidad de la administración cluniacense de Villafranca del Bierzo.
Trabadelo: A la entrada de Trabadelo pueden apreciarse los densos sotos de castaños. En otoño la recogida de castañas es la mayor actividad de los vecinos. El municipio lo conforman Trabadelo, Pereje, Moral de Valcarce, Parada de Soto, Pradela, San Fiz do Seo, Sotelo, Sotoparada y Villar de Corrales. Tiene albergues, varias casas rurales y bares. 
La Portela de Valcarce: El nombre alude al portazgo que debían pagar a los señores feudales los viajeros que atravesaban el valle. En el año 1702, Alfonso VI intentó suprimirlo pero no despareció hasta años posteriores. La iglesia de San Juan Bautista pertenece al barroco popular y data de los siglos XVII y XVIII, de planta rectangular, una sola nave y espadaña. En la población, aún se conserva una herrería del XIX. 
Ambasmestas: La iglesia de Nuestra Señora del Carmen es de planta rectangular y una sola nave y alberga un retablo barroco. Se conserva un pajar del siglo XIX, en dos alturas. 
Vega de Valcarce: Es el pueblo más grande del valle. El municipio comprende 23 localidades (entre otras Portela de Valcarce, Ambasmestas, Ruitelán, Herrerías, La Faba y Laguna de Castilla). Sobre un cerro se alza el castillo de Sarracín en ruinas y datado en siglos XV y XVI. Atribuido a los caballeros templarios es posible que fuera precedido por otra construcción defensiva del siglo X. La iglesia de la Magdalena, tan presente en el Camino como patrona de pecadores y penitentes, atestigua la característica peregrina, con reformas de los siglos XVII, XIX y XX. Es de una sola nave, de planta rectangular y torre campanario.
Ruitelán: La iglesia parroquial está consagrada a San Juan Bautista (siglos XIII a XVII). En la falda del monte, a las afueras de Ruitelán, se sitúa la capilla de San Froilán, patrón de Lugo, donde se dice que vivió retirado este eremita (833-905), que domesticó un lobo cuando éste le atacó.
Las Herrerías: Este pequeño núcleo debe su nombre a las cuatro herrerías donde trabajaban el hierro y otros metales. También en A Casa do Ferreiro puede verse una antigua fragua restaurada. Como una continuación de Herrerías, el barrio de Hospital toma su nombre de un antiguo hospital creado en el 1178 para los peregrinos ingleses. 
La Faba: La iglesia de San Andrés, a su vez renacentista y barroca, es de una sola nave en dos tramos y posee un retablo barroco.
Laguna de Castilla: En el último pueblo de Castilla y León podemos ver tres hórreos del XIX aunque no muy bien conservados. Su planta es cuadrada, de tipo asturiano. En el Teso de los Santos (mojón 152,5), pasada La Laguna, hubo una ermita que marcaba el límite entre León y Lugo.
O Cebreiro: O Cebreiro es una parroquia del Concello de Pedrafita do Cebreiro. ¿Alguien recuerda el nombre del puerto lucense de Pedrafita, que se cubre de nieve todos los inviernos y que hace necesaria las cadenas? Es el mismo puerto que ascienden los peregrinos por caminos. O Cebreiro es un poblado de piedra, de origen prerrromano, y portal de Galicia por la provincia de Lugo. Es otro de los lugares míticos del Camino y corona, a 1.300 metros de altura el macizo galaico-leonés. Todo en este paraje es mágico y misterioso: las pallozas, el viento, la niebla. Es uno de los primeros enclaves que acogió a los peregrinos en su ruta a Santiago. Destaca el simple y primitivo templo prerrománico de Santa María la Real, de los siglos IX y X. A la derecha del altar mayor se encuentra la capilla del Santo Milagro, donde está la imagen de la Virgen de los Remedios (Santa María la Real). En el altar yace el sepulcro de don Elías Valiña, párroco de O Cebreiro desde 1959 hasta su muerte en 1989, incansable impulsor del Camino y creador de la flecha amarilla. El pueblo comenzó a restaurarse a mediados de los 60 y también las pallozas: antiguas viviendas prerromanas de planta circular u ovalada formadas por paredes de piedra y techo de tallos de centeno. Una de las pallozas alberga un museo etnográfico. Casas rurales, hospederías, bares, mesones y tiendas de recuerdos han convertido a O Cebreiro en un parque temático.

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